lunes, 1 de agosto de 2011

Crisis de deuda, crisis ciudadana



Por: Zitamar Arellano

Un millón de pesos es mucho dinero. Apenas alcanzo a entender la cifra. Con eso se compra una casa o cuatro carros, por ejemplo. O es lo que gana como sueldo un obrero en ocho años de trabajo, más o menos. Por eso, cuando escucho la cantidad de 3 mil veces ese millón de pesos, de plano ya se me escapa la cifra de mi entendimiento doméstico. Cualquiera podría vivir su vida entera con holgura con semejante cantidad de dinero.

Esos 3 mil millones de pesos es lo que el gobierno de Coahuila a través de sus funcionarios, sobre todo el Director del SATEC, Javier Villarreal, pidió prestado con documentos falsos, simulando actos jurídicos y endeudando al estado durante muchos años. Este fraude, acusado por diputados del PAN, mantiene al Gobierno callado. Ni el Gobernador, ni el Fiscal, ni el propio Director del SATEC, dicen nada.

Tres mil millones con cargo a los impuestos y los empresarios no han protestado públicamente al Gobierno. Tres mil millones y numerosos medios y periodistas los ven de soslayo; son un asunto de escándalo que, contrariamente, se mantiene en silencio. Tres mil millones y la Auditoría Superior del Estado y la Secretaría de la Función Pública, que deben vigilar el gasto, han acusado nada.

Tres mil millones, sin embargo, son sólo una fracción mínima de la gran cifra a cuestas. La Secretaría de Hacienda acaba de revelar la cifra del endeudamiento coahuilense que llega a 31 mil 973.1 millones de pesos. El Gobierno de Moreira se la pasó pidiendo dinero prestado irresponsablemente.

De entrada, la deuda sólo fue conocida porque la SHCP la reveló. El Estado guarda completo hermetismo. Supe que Javier Villarreal fue a México a pedir casi de rodillas a funcionarios de Hacienda, que no se diera a conocer el monto total. Quería mantener la cifra en la oscuridad, que los coahuilenses no sepamos.

Por otro lado, sólo una cuarta parte de la deuda está garantizada con las participaciones federales a Coahuila. El resto sólo el Gobierno y los bancos saben lo que ofrecieron como garantía de pago. Otra vez, el Estado elude responder e informar. Lo que sí es que es una deuda de corto plazo. La tienen que pagar cuanto antes porque así se contrató, por eso no hubo necesidad de reportar a Hacienda.

El Estado, entonces, tiene la obligación de pagar una deuda superior a sus ingresos. En 2011 Coahuila dispondrá cerca de 31 mil millones de pesos de presupuesto anual. Y al menos 23 mil millones son deuda de corto plazo. Ello deja ver un colapso financiero inevitable. El nuevo Gobierno entrará con la urgencia de reestructurar. Ya veo a los diputados priistas y sus paleros aprobando el más vergonzoso dictamen para autorizar al Gobierno a reestructurar un pasivo para los próximos 15 o 20 años. Lo que no veo, es a esos mismos diputados exigiendo cuentas para castigar a los responsables de haber pedido millones de pesos como si fueran chocolates.

Otra característica de la deuda es que nadie sabe en qué se gastó. Tan sólo los 3 mil millones pedidos con documentos falsos, se solicitaron para obras de agua y nadie sabe cuáles son. El resto tampoco tiene un destino claro. El Gobierno pudo haber pagado toda la obra pública que realizó con el presupuesto que le fue asignado anualmente.

La deuda de Coahuila, pese a que apenas tenemos poco más de 2% de la población del país, es la cuarta más alta a nivel nacional, sólo por debajo de DF, Edomex y Nuevo León. Pero, como lo reportó Grupo Reforma y Zócalo, los coahuilenses somos los mexicanos más endeudados. Cada uno debemos 11 mil 633 pesos. En mi casa vivimos seis personas, o sea, debemos ya casi 70 mil pesos.

Pregunto: ¿Dónde están esos casi 32 mil millones de pesos que debemos los coahuilenses? ¿Por qué el gobernador Jorge Torres elude el tema y oculta la información? ¿Por qué los diputados del PRI se callan y no investigan? Coahuilense: ¿Estás de acuerdo en que el Gobierno del PRI nos haya endeudado, oculte información y las autoridades guarden silencio? Si estás de acuerdo, sigue en silencio tú también.

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